Con la colección Rosas silvestres de Brigade Mondaine Estás entrando en otro tipo de placer. Más directo. Más profundo. Más físico. Cada pieza está diseñada para llegar lejos, muy lejos, en la exploración del placer compartido. Sin posturas. Sin decorados fijos. Son accesorios hechos para la acción. Para los gritos. Para cuerpos que toman, que se tensan, que se ofrecen y se cierran en torno a un sexo duro o una lengua insistente.

Inmovilizado. Esparcido. Utilizado.

Abre el Barra espaciadora. Es frío, rígido. Te lo cuelgas en los tobillos. Una vez puesto, no hay manera de apretar las piernas. Estás desnuda, ofrecida, con los muslos bien abiertos. Él te mira. Ya se está acariciando. Entonces se acerca. Una rodilla en el colchón, una mano en tu cadera, y con un solo empujón de su pelvis, se hunde hasta el fondo. Jadeas. No puedes escapar. Todo entra. Todo se queda. Se mueve. Te llena. Sientes la humedad extenderse entre tus muslos. Y la barra se queda ahí, fiel, manteniendo tu cuerpo preparado para cada golpe.

Llevas puesto el Collar. Posee el permite.

Puedes sentirlo alrededor de tu cuello. No es una joya. Es una invitación a dejarse atrapar. Tira. Tus pasos te siguen. Estás a cuatro patas en el suelo. Él se acerca por detrás. Sientes cómo su sexo te roza y luego te penetra sin esperar. Fuerte. Profundo. Abres aún más las rodillas, la correa estirada entre sus dedos, su mano golpeando tu nalga. Gritas. Él continúa. Te mojas en sus pelotas con cada golpe. Te aprieta la nuca, te llena, te hace gemir.

Esposas. Brazos atados. Ningún recurso. Sólo placer.

Tus muñecas están atrapadas. Detrás de tu espalda, o sobre tu cabeza. Te obliga a arrodillarte. Su polla ya está dura. Abres la boca. Él entra. Lentamente al principio, luego hasta el fondo. Lo ahogas un poco, pero lo vuelves a meter. Y luego otra vez. Sientes que te tiemblan los brazos. Te tumba de lado. Entra en tu sexo con un solo movimiento, hasta el fondo, mientras tus brazos tiran de las ataduras. No tienes apoyo. Te golpea contra el colchón. Gritas. No puedes hacer otra cosa que correrte.

El Cinturón bondage. Un accesorio sencillo con mil usos.

Te hace apoyarte en el borde de la cama. Te pone el cinturón alrededor de los muslos, manteniendo las piernas dobladas. Estás atrapada. Se arrodilla detrás de ti. Su lengua se desliza entre tus nalgas y luego por tu sexo empapado. Ya te estás hundiendo. Te da la vuelta. Caes de espaldas. Agarra el cinturón y tira de él alrededor de tus caderas, atrayéndote hacia él mientras te penetra. Lo sientes todo, cada centímetro, cada contracción de sus dedos en tu cintura. Te congelas bajo él, incapaz de moverte, completamente llena.

Una colección para experimentarlo todo, probarlo todo, asimilarlo todo.

Cada pieza Rosas silvestres ha sido diseñado para apoyar sus deseos, sus prácticas y sus posiciones más fuertes. Se combinan. Se complementan. Responden al sudor, a la saliva, a la piel caliente, a los gemidos amortiguados en la almohada. Nada es frágil. Nada cede. Y tú tampoco lo harás. No hasta que todo el placer haya sido tomado, dado, tomado de nuevo.

Estás contra la pared. Él te aborda. Te levanta, collar en mano. Te desliza hasta el suelo. Caes de rodillas. Entra en tus labios, te empuja contra la barra de separación aún abierta. Acabas tumbada, atada, follada duro. Se te quiebra la voz. Tu cuerpo alcanza el orgasmo. No se detiene.

Orden. Use. Tomar. Recibir.

La colección Rosas silvestres ya está disponible en Brigade Mondaine. Cada pieza ha sido diseñada para convertir sus deseos en experiencias reales, intensas e inolvidables. Al integrarlos en tus juegos, eliges accesorios fiables, magníficos y diseñados para ser usados, sentidos y deseados.

Regálese un equipamiento a la altura de sus expectativas. Sin concesiones: tacto preciso, ajuste perfecto, sensación inmediata. Lo que llevas puesto puedes verlo, sentirlo y recordarlo.

Tanto si quiere marcarse una velada como construir su propio universo personal, Rosas silvestres ofrece mucho más que un simple complemento a su colección. Es una forma de ir más allá. De atreverse a más. De abrir el campo de posibilidades, y de hacerlo con una intensidad que deja huella.

Déjate llevar. Toma. Ata. Siente. Rosas silvestres te está esperando.

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